Oh poderosa Virgen María, escucha mi súplica,
deposito en tus manos maternales todas mis
preocupaciones, materiales y espirituales.
Te confío las gracias que pido a tu Divino hijo,
por tu intercesión.
Después que eleves al Señor, tus manos suplicantes,
dígnate, Virgen Milagrosa; extenderlas sobre mí,
envuélveme con tus rayos de gracia, para ser luz; y su calor
me despeguen de las cosas terrenas y me purifiquen,
para poder seguir con gozo tus pasos en esta vida,
hasta que me recibas en la Puerta del cielo. Amén.
Con Amor a mi Virgencita
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